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viernes, 23 de marzo de 2012

¡Somos Periodistas!¡Hoy no retirensen! 24/3/1.974

Informe histórico del Periodista Jorge Elorza sobre el Golpe de Estado


 24-3-76
APERTURA DEL HORROR
Esa mañana llegué al Ministerio de Economía como todos los días anteriores para cumplir con mi tarea de periodista acreditado a esa cartera, en representación del diario Crónica y de las radios Del Plata y Mitre. Militares emplazados en el ingreso de la calle Balcarce ordenaron: “¡Hoy no ingresan; retírense!”. Con otros colegas nos cruzamos a la Plaza de Mayo y también nos echaron. Un colega espetó: “¡Somos periodistas!” “¡A la mierda; váyanse!”. La mala educación cívica de los milicos siempre ha sido una obviedad, pero esta vez trasuntaban odio. “¡No se paren como los civiles!” ordenaban a los conscriptos recién ingresados.
Desde hacía veinte días el diario La Razón –controlado por el Estado Mayor del Ejército- venía adelantando el golpe de Estado contra el gobierno, formalmente peronista, conservador en la realidad. El vespertino informaba paso a paso lo que sucedería. En la noche del día 23, el dirigente metalúrgico, el Loro Lorenzo Miguel, al retirarse de la Casa Gobierno, desató su ilusión ante los periodistas: “Todo está bien”. Subió al auto y se fue. Un colega adelantó: “Este es el primero que va en cana”. A la misma hora, hacia las 9 de la noche, las tropas se movilizaban en todo el país; las comisarías eran ocupadas por tropas militares igual que las radios. Simultáneamente, los directores de medios eran citados, ordenados, para que se presentaran en el comando en jefe del Ejército.
Llamé al diario y comenté el hecho. Gangeme, el director, asesinado en Comodoro Rivadavia por un delincuente, quince años después, me dijo que me fuera. Me instalé en Radio del Plata. Hice un resúmen de las variabilidades de la política económica en el curso de las dos tendencias peronistas que habían gobernado entre el 25 de mayo de 1973 al 23 de marzo de 1976. El 1 de julio de 1974 había fallecido Juan Domingo Perón. Desde ese día comenzó la cuenta regresiva contra el gobierno del peronismo: muerto el líder de este movimiento carecía de sustento el acuerdo que había hecho con el Ejército, por medio de José Ber Gelbard y éste con el general Lanusse. Gelbard fue el primer ministro de Economía del tercer gobierno justicialista. Con Perón se conocieron en 1950.
Tuve trato con Gelbard durante años. Fue fundador de la Confederación General Económica. Fui a todos los viajes al exterior: hasta la ex URSS, Yugoslavia, Polonia, Checoeslovaquia, Venezuela, Cuba, España, en vuelos especiales con empresarios para promover productos argentinos. Firmó varios convenios de intercambio. El relevante fue con los soviéticos, que perduró varios años.
Una semana antes del golpe visitié a Gelbard en su oficina de FATE. Al día siguiente voló a EE.UU. donde ya se había instalado su familia. Salvó su vida, pero falleció días después de un ataque cardíaco en el aeropuerto de Nueva York .
El 3 de mayo de 1971 editamos La Opinión, dirigido por Jacobo Timerman. Aunque yo era asesor de comunicaciones del ministro de Economía, Aldo Ferrer, Jacobo me invitó a que integrara el equipo fundador de ese medio cuya característica esencial fue informar con comentario. Similar a Le Monde francés. Formaron parte del plantel los hermanos Argañaraz, Horacio Vertbisky, Juan
Gelman, Francisco Urondo, José María Pasquini Durán, Felisa Pinto, Marcelo Capurro. La Opinión fue intervenida por la dictadura y Jacobo detenido y torturado. Su familia alcanzó a salir del país poco antes del golpe, entre otros el actual canciller, con quien varios periodistas y amigos nos reunimos con él antes de partir.
Además de ejercer el periodismo –mi especialidad básica- ocupaba la gerencia de relaciones públicas de la Cámara Industrial de la Indumentaria. Los empresarios más destacados de la actividad estaban al tanto del golpe, por sus relaciones con la Unión Industrial Argentina como por contactos con algunos militares. La UIA fue intervenida por la dictadura designando a un industrial interventor,-Frágeba- pero las entidades agropecuarias no fueron molestadas, excepto la Federación Agraria Argentina, agrupante de pequeños y medianos campesinos. Me consta que en la noche del 25 de marzo de 1976, los dirigentes de la Sociedad Rural Argentina brindaron en apoyo de la dictadura y adelantaron su saludo y satisfacción por la inmediata designación de su socio, José Alfredo Antonio Martínez de Hoz, como ministro de Economía. Su tartarabuelo había sido un fuerte comerciante en 1810 y eficiente contrabandista de bienes y antes de esclavos asociado a los piratas ingleses. La zaga de Joe, formado en Oxford, fue beneficiada con dos millones y medio de hectáreas en la pampa húmeda a valor irrisorio (400 patacones por hectárea cuando se cotizaban a 2000) por la bondad del general Roca. Varios asociados a la SRA ocuparon cargos importantes en el área económica, comenzando por Zorreguieta, padre de la princesa Máxima de Holanda, cuya simpatía contrasta con la de su progenitor.
De las dictaduras del siglo XX fue la más sobresaliente por su planificación en reprimir no sólo a la guerrilla sino a la ciudadanía en general y la más reaccionaria en lo político y económico. En los siete años y medio que usurpó el poder político, el Producto Interno Bruto cayó; los salarios disminuyeron en su poder de compra en el 32% y la distribución del ingreso de los asalariados se redujo hasta el 19% y el resto fue beneficio del capital. El país se desindustrializó: 350.000 obreros metalúrgicos quedaron sin ocupación; 19.000 y trabajadores ferroviarios fueron desplazados al plantel de desocupados por el cierre de ramales; la industria automotriz bajó su producción en el 28%; disminuyó la producción petrolera, con el asesino general Suárez Mason en la presidencia de YPF; la demanda de bienes agropecuarios disminuyó desde el exterior por influencia del Presidente Carter de EE.UU. por lo que la dictadura, oprimiéndose la nariz debió rogarle a la URSS que le comprara trigo. Los soviéticos aprovecharon y ellos pusieron el precio. Y los bolches argentinos brindaron de alegría y no criticaron a quienes lo reprimían y hasta los asesinaban. Moscú y sus órdenes fue para los bolches argentinos como la Meca para los musulmanes y el Vaticano para los católicos.
Isabel Perón dejó deuda externa por 6.400 millones de dólares; la dictadura le pasó el gobierno a Alfonsín con 48.000 millones de dólares de deuda, de los cuales poco más de 10.000 millones se debieron a compras de armas y otros pertrechos para encarar la absurda guerra en Las Malvinas. El general Banjamín Menendez, jefe de la ocupación había dicho que lo sacarían “horizontal” del archipiélago si perdía. Hoy permanece vertical y para esta fecha se reúne en un recreo del Gran Buenos Aires, con otros nostálgicos de la tiranía.
El militarismo entre marzo de 1976 y diciembre de 1983, no solamente dejó en quiebra financiera virtual al país, sino que operó como los ladrones comunes cuando asaltaron domicilios: no sólo se llevaron a sus habitantes e hicieron desaparecerlos, incluídas las criaturas, sino que se robaron todos los bienes muebles. Y, en casos, se apropiaron de los inmuebles y empresas. El gánster Al Capone quedó como un bebé comparativamente a las bandas de militares y policías.
No han hecho su autocrítica, ni se plantearon hacerla: su soberbia puede más que su sentido común. Han sido tropas de ocupación en su territorio.
La especulación financiera se instaló a partir de octubre de 1967 cuando Martínez de Hoz liberó las tasas de interés y puso fin al proteccionismo que habían inaugurado sus antecesores, los conservadores y liberales en la década del treinta, que posibilitó recuperar, de a poco, la economía argentina pos depresión y el comienzo acelerado de la industrialización. El peronismo profundizó esa línea.
La liberación financiera de la dictadura, hizo trepar las tasas de interés en competencia con la tasa de inflación, aunque con ventajas para aquélla: el agro pampeano siguió funcionando sobre la base del denominado ciclo ganadero, que se sustentaba en la alternancia de la producción agrícola o ganadera de acuerdo al cual de ellas tuviera mayor rentabilidad. Durante los 17 años que mediaron entre 1977 y 1994, el agro pampeano expulsó recursos hacia otros destinos sectoriales, lo cual fue una consecuencia directa de la vigencia de elevadas tasas de interés en la plaza financiera local, proceso que determinó una abrupta transformación en la lógica del funcionamiento del sector agropecuario. Los productores liquidaron en ese plazo 11 millones de cabezas de ganado, la mayor parte los colocaron en la rueda financiera. Entonces se administraron con tres precios: agrícolas, ganaderos y los rendimientos financieros. Martínez de Hoz los inspiró; Alfonsín nada pudo hacer e implantada la convertibilidad se volcaron a la acumulación del dólar barato. A la dictadura no le reclamaron políticas agropecuarias expansivas; a Alfonsín lo presionaron todo lo que pudieron y le armaron la hiper inflación con la estampida de los alimentos asociados a otros empresarios; a Menem lo toleraron por su política neoliberal y haber traicionado al peronismo tradicional y al kirschnerismo lo odian pera ganan plata. En esencia, como otros empresarios, es lo que les importa pero igualmente añoran el control del poder, como sus actuales socios los financistas.
 
Hay que tener presente siempre el significado que comenzó a gestarse hace 36 años y fue desapareciendo desde diciembre de 1983. Muchos civiles no están exentos de esa culpa.
Dijo Borges: Los militares argentinos son más peligrosos para sus compatriotas que para sus enemigos.
Talentosa verdad.
Marzo 2012. Canono Elorza.