Se dieron casos de Directores de periódicos – imprenteros – poetas, que aprovecharon los espacios que ellos mismos construían para difundir sus obras, nos explica el historiador Eduardo Hiriart, al enviarnos este valioso material con relevancia histórica.
Emilio Riolffi, uno de ellos, no se contentó con solamente eso, sino que en Guaminí llegó a utilizar su taller para editar por lo menos dos libros, uno de poesías y una novela.
Queja Gaucha... J. Emilio Riolffi
De “El trevolar de mi jardín” Impreso en Talleres Gráficos Nuevos Rumbos, Guaminí, 1926 (fragmento)
Yo fuí tu trovero amante
Hermosa flor de mi pampa.
el que paseara su estampa
Presumido y arrogante,
Yo fui el criollo galante
Que desafiando el rigor
A más de un payador
Que quiso elogiar tu gracia
Lo arrinconó en la desgracia
Con la décima mejor...
Y, hoy... ya ves!... ya no soy nada
Por tu capricho y mi sino,
Soy un caldén del camino
Recordando una jornada...
Soy una triste enramada
Sin frescura y sin verdor,
Soy un vencido cantor
Con guitarra sin cordaje...
Soy el último “salvaje”
Que se murió por tu amor!
Otro caso similar de auto difusión, pero sin libros conocidos, es Adolfo G. Rivas, propietario de la imprenta Coronel Freyre y periódico El Pueblo:
Las floristas
Para E. A.
Eres tú linda florista
la más bella mascarita
que tiene este carnaval
porque en tu gracia divina
arrojas la serpentina
de tu atracción natural.
Cuando me distes la flor
blanca como tú, en color
suave como tus cabellos,
me estremecí de alegría
porque en tus ojos ponías
mucho amor y mucho celo.
Pensé, si este carnaval
fuera eterno en su reinar
con tan lindas mascaritas
yo cultivaría un rosal,
y en él te haría declarar
la reina de “las floristas”.
Foldoag Baris
Norberto C. Bidart cultivaba un estilo campero, con algunos textos muy extensos dedicados a la llanura, el gaucho y el caballo:
Incertidumbre (fragmento)
Relinchando está un oscuro
Amarrado en el palenque,
Y el gaucho con su rebenque
En la cocina. Seguro
Que se encuentra en gran apuro
Porque con la lonja azota
La fuerte y lustrada bota
Que enmudece ante el castigo,
Esperando que su amigo
No vacile en la derrota.
Carnaval inspirador
El carnaval era musa inspiradora para muchas composiciones:
Bajo el antifaz
Son los días, muchachita
de mi pueblo, mascarita
que pretendes ser locuaz;
en que ocultan, rostros tantos,
la alegría de un encanto
que se aburre en el disfraz.
Dónde vas con tu carita,
enjabelgada y contricta,
que pugna por no llorar?:
Mueca que emana bonanzas
y habría desesperanzas
que quisieras ocultar.
Yo comprendo, muchachita
de mi pueblo, mascarita
del aburrido disfraz;
que el carnaval de la vida
ha puesto en tu alma una herida
que sangra en el antifaz.
EL JILGUERO
Y existe un caso especial en nuestro pueblo en cuanto al tipo de material que se publicaba. Una familia muy interesante de músicos, compositores y arreglistas, presentó en distintos periódicos, las obras que lograban algún éxito.
“Vuelo Celestial”, tango canción con letra de Ernesto O. Rossi (Tití) y música de su padre, Ernesto A. Rossi (fragmento):
“La pobre obrerita ha caído enferma
Y el doctor le ha dicho que se sanará,
Pero sus colores se van disipando
Junto con su vida, que también se va...
Algunos han dicho q’ el mal q’ ella tiene
Con las medicinas no se curará;
Porque la obrerita de amor está enferma
Y quizás ya nunca se levantará.
Sin caer en el análisis literario, en la búsqueda inútil de supuestos valores escondidos, es evidente que el rol de editores y difusores de las letras, es uno más de los tantos y tan valiosos que ha cumplido el periodismo de campaña, oxigenando en muchos casos los cerebros de las personas que, viviendo en pequeñas poblaciones alejadas de los grandes centros de difusión cultural, pasaron sus vidas laboriosas luchando en contra de la característica y forzosa “chatura pueblerina”.
De “El trevolar de mi jardín” Impreso en Talleres Gráficos Nuevos Rumbos, Guaminí, 1926 (fragmento)
Yo fuí tu trovero amante
Hermosa flor de mi pampa.
el que paseara su estampa
Presumido y arrogante,
Yo fui el criollo galante
Que desafiando el rigor
A más de un payador
Que quiso elogiar tu gracia
Lo arrinconó en la desgracia
Con la décima mejor...
Y, hoy... ya ves!... ya no soy nada
Por tu capricho y mi sino,
Soy un caldén del camino
Recordando una jornada...
Soy una triste enramada
Sin frescura y sin verdor,
Soy un vencido cantor
Con guitarra sin cordaje...
Soy el último “salvaje”
Que se murió por tu amor!
Otro caso similar de auto difusión, pero sin libros conocidos, es Adolfo G. Rivas, propietario de la imprenta Coronel Freyre y periódico El Pueblo:
Las floristas
Para E. A.
Eres tú linda florista
la más bella mascarita
que tiene este carnaval
porque en tu gracia divina
arrojas la serpentina
de tu atracción natural.
Cuando me distes la flor
blanca como tú, en color
suave como tus cabellos,
me estremecí de alegría
porque en tus ojos ponías
mucho amor y mucho celo.
Pensé, si este carnaval
fuera eterno en su reinar
con tan lindas mascaritas
yo cultivaría un rosal,
y en él te haría declarar
la reina de “las floristas”.
Foldoag Baris
Norberto C. Bidart cultivaba un estilo campero, con algunos textos muy extensos dedicados a la llanura, el gaucho y el caballo:
Incertidumbre (fragmento)
Relinchando está un oscuro
Amarrado en el palenque,
Y el gaucho con su rebenque
En la cocina. Seguro
Que se encuentra en gran apuro
Porque con la lonja azota
La fuerte y lustrada bota
Que enmudece ante el castigo,
Esperando que su amigo
No vacile en la derrota.
Carnaval inspirador
El carnaval era musa inspiradora para muchas composiciones:
Bajo el antifaz
Son los días, muchachita
de mi pueblo, mascarita
que pretendes ser locuaz;
en que ocultan, rostros tantos,
la alegría de un encanto
que se aburre en el disfraz.
Dónde vas con tu carita,
enjabelgada y contricta,
que pugna por no llorar?:
Mueca que emana bonanzas
y habría desesperanzas
que quisieras ocultar.
Yo comprendo, muchachita
de mi pueblo, mascarita
del aburrido disfraz;
que el carnaval de la vida
ha puesto en tu alma una herida
que sangra en el antifaz.
EL JILGUERO
Y existe un caso especial en nuestro pueblo en cuanto al tipo de material que se publicaba. Una familia muy interesante de músicos, compositores y arreglistas, presentó en distintos periódicos, las obras que lograban algún éxito.
“Vuelo Celestial”, tango canción con letra de Ernesto O. Rossi (Tití) y música de su padre, Ernesto A. Rossi (fragmento):
“La pobre obrerita ha caído enferma
Y el doctor le ha dicho que se sanará,
Pero sus colores se van disipando
Junto con su vida, que también se va...
Algunos han dicho q’ el mal q’ ella tiene
Con las medicinas no se curará;
Porque la obrerita de amor está enferma
Y quizás ya nunca se levantará.
Sin caer en el análisis literario, en la búsqueda inútil de supuestos valores escondidos, es evidente que el rol de editores y difusores de las letras, es uno más de los tantos y tan valiosos que ha cumplido el periodismo de campaña, oxigenando en muchos casos los cerebros de las personas que, viviendo en pequeñas poblaciones alejadas de los grandes centros de difusión cultural, pasaron sus vidas laboriosas luchando en contra de la característica y forzosa “chatura pueblerina”.
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